Recordemos que las formas de propiedad, la conciencia, las ideas, no son independientes, forman un conjunto donde se influyen mutuamente. Sabemos que, en disensión con los postulados de los clásicos, las revoluciones han sucedido en países de poco desarrollo de las fuerzas productivas, de poco proletariado. De aquí surge una reflexión: ¿cómo fue posible que países con poco desarrollo hicieran Revolución, cuál es la enseñanza, cómo aplicarla? Veamos.
Al darse la posibilidad revolucionaria en un país con poco desarrollo de las fuerzas productivas, con poco proletariado, inmediatamente se evidencia una contradicción entre las ideologías que surgen de esa situación y los avances ideológicos de la Revolución mundial.
Si la Revolución es capturada por las ideologías propias de ese nivel precario de desarrollo de las fuerzas productivas, entonces se diluirá en formas políticas conservadoras, atrasadas, a lo sumo burguesas, no podrá dar el salto histórico. Tal fue el caso después de la caída de pérez jiménez: en esa oportunidad la ideología aldeana que nos guió, no pudo romper la lógica de la dominación.
Ahora bien, si la Revolución es dirigida por la ideología de vanguardia, por lo más avanzado en ese momento, entonces podrá romper la lógica de la dominación. Tal fue el caso de la Revolución de la Independencia: los libertadores asimilaron la teoría de la Revolución Francesa, de la Revolución Burguesa, a pesar de que aquí no había burguesía desarrollada. Así pudieron derrotar las ideologías que giraban alrededor de la dominación monárquica, como la que propuso la Junta Protectora de los Derechos de Fernando VII.
La Revolución Cubana es un ejemplo extraordinario: allá supieron hacer una revolución desde el campo, pero dirigida por la ideología más avanzada de la época. Así consiguieron elevarse sobre sus circunstancias.
La enseñanza es clara para nosotros: es necesario elevarse sobre las ideologías que emanan de nuestras carencias de desarrollo material, superar las ideologías que se alimentan en nuestra condición de país rentista, y apoyarnos en lo más avanzado del pensamiento revolucionario universal, en el pensamiento de la Revolución Cubana, del Che, de Fidel.
Es indispensable la Propiedad Social de los medios de producción, administrados por el Estado, única manera de que sea social. Y es impostergable elevar la Conciencia del Deber Social, llevar las formas económicas y la Conciencia del Deber Social hasta el exceso. Sólo así con exceso se fundan mundos.
Si caemos presa de las ideologías propias de nuestra condición de país rentista, si nos rendimos a la lógica instalada por siglos de política clientelar, y si buscamos la respuesta revolucionaria en salidas "egoístas colectivas", nosociales, estaremos, en el mejor de los casos, distribuyendo la renta de manera más equitativa, pero no fundando nueva sociedad. Y así, al menor viento adverso, todo se nos derrumbará. Las formas egoístas (nosociales) colectivas se pondrán, necesariamente, en contra del Gobierno Revolucionario, y al final nos daremos cuenta que caminamos en círculo, y dejamos escurrir la oportunidad de concretar el milagro.
¡Con Chávez resteaos
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